miércoles, 1 de junio de 2011

La explotación sexual comercial infantil -como la venta de niños con fines sexuales, la prostitución infantil, el turismo sexual infantil y la pornografía infantil- considerada una moderna forma de esclavitud constituye, como fenómeno social, una de las expresiones más graves de vulneración de derechos de los niños/as y adolescentes y una de las peores formas de trabajo infantil.
La pobreza y la búsqueda de estrategias de sobrevivencia en sectores sociales deprivados, conducen a niños/as y adolescentes a un mercado de clientes, proxenetas y facilitadores, organizados para su utilización sexual comercial, lo que se traduce en personas reducidas a objetos, efecto del poder de las transacciones y del inhibidor y obscuro contexto en que estos hechos se manifiestan.
Un estudio encargado por el Sename y la Organización Internacional del Trabajo determinó que en Chile unos 3.700 niños y niñas son explotados sexualmente.
Hay lugares que son escenarios favorables para la explotación sexual infantil, como ocurre, por ejemplo, con las denominadas “ciudades puerto”. Es así que Valparaíso, Iquique y San Antonio son zonas que concentran a nivel nacional el mayor número de casos de explotación sexual y comercial. En cuanto a la edad, más del 70% se concentra entre los 12 y 17 años de edad.
La explotación sexual  es una actividad ilegal que denigra a los niños, los priva de sus derechos fundamentales, dañan su salud y los marcan para toda la vida.

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